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Jonathan Hernández
GALERIA NACIONAL
A lo largo de toda su trayectoria de más de 20 años, Jonathan Hernández (1972, Ciudad de México) ha mantenido en sus obras una relación de tensión con el contexto geográfico, social, político y cultural en el que trabaja. Esta tensión casi siempre se manifiesta en un arco que va del humor acido a la sátira política descarnada. El recorrido constante entre los dos polos genera sin duda un trabajo que fascina en su disección precisa de la realidad, en los guiños humorísticos con los que nos invita a sobrellevarla y en cierta nostalgia melancólica por el mundo que podría ser.
Para Galeria Nacional, su primera exposición individual en Proyecto Paralelo, Hernández ha reunido un grupo de trabajos que referencian explícitamente el contexto político, social y cultural de México y que, aunque en su mayoría son trabajos recientes que aluden a la situación actual, incluye algunas piezas significativas y un archivo de documentación que abarca los últimos 25 años. El conjunto demuestra una línea de continuidad, no solo en las preocupaciones de Hernández y en la manera de abordarlas, sino también en las problemáticas nacionales. Éstas aparecen ya no como simples reiteraciones –más de lo mismo-, sino como un solo gran continuum que pone en evidencia una manera específica de ser, pensar y operar que se va contagiando de un ámbito a otro.
La exposición, que incluye fotografías, objetos, collage y escultura, está atravesada por un sentido de la fragilidad y la precariedad que es habitual en su trabajo y que refleja la transitoriedad de nuestra propia condición. Hernández utiliza además juegos de lenguaje que despliegan los sentidos posibles de las obras y las relaciones entre ellas. A estos dos elementos se les suma un sentido del humor que nos permite acercarnos a los temas que trata sin caer en la desesperanza absoluta. Hernández demuestra que la única manera de establecer una mínima relación con las estructuras de poder es diseccionándolas con el ojo clínico del comediante. El humor atraviesa así tanto a la imagen del poder como el poder de las imágenes disolviendo en un gesto las jerarquías y su pretendida importancia.
Jonathan Hernández nos confronta con un espejo -y no es casualidad que sea un material al que ha recurrido con frecuencia- que nos sitúa como sujetos en el centro de la realidad desnuda que nos presenta. Si bien la lectura de muchas de estas piezas es específica sobre situaciones y personajes, en el momento en el que visualizamos la exposición en su conjunto y construimos las conexiones entre unas piezas y otras podemos dar cuenta de la manera en que dichas especificidades están construyendo una dimensión propiamente histórica. La manera en que Hernández teje esa historicidad pone en evidencia las trampas implícitas en la dinámica individuo-sociedad que permiten en gran medida la pervivencia del staus quo.
Con motivo de la exposición se ha publicado el libro de artista Campaña Nacional de Reforestación.
*english
Throughout a career spanning more than 20 years, Jonathan Hernández (Mexico City 1972) has consistently created works in tension with the geographical, social, political, and cultural context where he develops his practice. More often than not, this tension is manifested in an arch that goes from bitter humor to stark political satire. The constant journey between the two points certainly generates an art that is fascinating because of its precise dissection of reality, its use of humorous signs that invite us to bear that reality, and a certain melancholic longing for the world that could be.
For Galería Nacional (National Gallery), his first solo exhibition at Proyecto Paralelo, Hernández brought together a group of works that explicitly reference Mexico’s political, social, and cultural situation. Although most of the pieces included are recent works that address present conditions, the show also features some meaningful pieces from the past as well as an archive with documents covering the last 25 years. As a whole, the exhibition shows a consistent line, not only in Hernández’s concerns and approaches but also regarding the nature of the country’s problems. Here, these problems no longer appear as simple reiterations —as more of the same— but as a single long continuum that reveals a specific way of being, thinking, and operating that is transmitted from one sphere to the next.
The sense of frailty and the precariousness that are a constant in the artist’s work traverse the exhibition—which includes photographs, objects, collages, and sculptures—and reflect our condition as transient beings. Hernández playful use of language reveals the relations between the works and their possible meanings. By adding a sense of humor to these elements, Hernández allows us to approach his subject matter without falling into utter despair, and in doing so, he also proves that the only way to establish a minimum relation to power structures is by dissecting them with the clinical eye of the comedian. Thus, humor pierces through the image of power and the power of images in a gesture that dissolves hierarchies and their purported relevance.
Jonathan Hernández confronts us with a mirror —it is not by chance that he has often resorted to this material— that locates us as subjects at the center of the naked reality that he displays before us. If it is true that many of these pieces have to be read as pertaining to specific situations and characters, it is only when we visualize the exhibition as a whole and establish the connections between some of the pieces that we may account for how such specificities add up until they achieve a properly historical dimension. The way in which Hernández weaves this historicity evidences the tricky dynamics between individuals and society that, to a large extent, allow the status quo to persist.
The artist book Campaña Nacional de Reforestación has been published on occasion of the exhibition.