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DANIELA RAMÍREZ
SAFARA
En el caribe antes del verbo fue el tambor, el ritmo y el movimiento
— Ángel Quintero Rivera
Proyecto Paralelo presenta Safara, la primera exposición individual de la artista Daniela Ramírez en la galería. El título proviene de la palabra zafra, derivada del árabe clásico y andalusí, que hace referencia al proceso de cosecha -especialmente de caña de azúcar- y al acto de vaciar los campos. Esta idea de vaciar y recolectar lo sembrado nos invita a reflexionar sobre los ciclos históricos y naturales, donde la repetición y la renovación son inherentes.
La música y el baile fueron fundamentales en la infancia de Ramírez, con discos de Willie Colón, Rubén Blades y Mercedes Sosa resonando en su hogar. En este entorno surgió su fascinación por los ritmos caribeños, tema sobre el que ha desarrollado sus investigaciones explorando las dinámicas sociales que moldearon el panorama cultural del Caribe. En este contexto, las culturas populares de las plantaciones transformaron la servidumbre en una forma de autodefensa colectiva y lo que en principio parecía un drama existencial se convirtió en una explosión de creatividad, canalizando la resistencia a través de expresiones culturales que revitalizaban tanto el cuerpo como el alma.
La exposición presenta una serie de obras que surgen de una investigación iniciada en 2017 sobre la caña de azúcar y su inserción en el continente americano. Las pinturas capturan la interacción entre formas florales de origen sudamericano y centroamericano, y las líneas dinámicas que evocan pasos de baile inspirados en danzas caribeñas.
Formalmente la obra evoca la manera en que la música ha servido como una herramienta de apropiación histórica, re-significando la violencia y opresión vinculadas al cultivo del azúcar. El trabajo de Daniela Ramírez es un ejercicio de memoria y reflexión, donde la naturaleza y la historia se entrelazan en un diálogo constante. Las pinturas poseen una complejidad material que refleja la tensión entre lo efímero y lo permanente, llevándonos a cuestionar las fronteras entre lo natural y lo construido. En Safara, la artista propone al espectador contemplar la relación entre la música y el paisaje, sugiriendo que ambos son testigos y protagonistas de una historia compartida.
Por otra parte, la exposición culmina un ciclo en la investigación de la artista, semejante a cómo la zafra concluye la cosecha tras un arduo proceso. Sin embargo, también deja espacio para nuevas exploraciones, como el suelo preparado para nuevas siembras, en sintonía con el ritmo constante de la música que ha guiado su trabajo.
Nico Barraza
Daniela Ramírez (Guadalajara, Jalisco, 1991) El trabajo de Daniela Ramírez es un análisis constante de la naturaleza que la rodea; busca evidenciar conflictos que subyacen en la cotidianeidad del paisaje para generar tensiones en la memoria compartida. Utiliza diferentes medios como la pintura, el dibujo y la escultura para re configurar relatos impuestos sobre las especies que trabaja, principalmente plantas que han pasado por procesos de domesticación y otras denominadas invasoras. Es co-directora de interior 2.1, espacio independiente en Guadalajara. Su trabajo ha sido expuesto lugares como Museo Cabañas, Oklahoma Contemporary, Proyecto Paralelo, Salón Acme, entre otros.
DANIELA RAMÍREZ
SAFARA
In the Caribbean, before the verb, there was the drum, rhythm, and movement
— Ángel Quintero Rivera
Proyecto Paralelo presents Safara, Daniela Ramírez’s first solo show at the gallery. The title refers to the Spanish word "zafra," which comes from classical Arabic and Andalusian as it relates to the harvest, especially of sugar cane, and to the process of emptying the fields. This idea of gathering and emptying what has been sown invites reflection on historical and natural cycles, where repetition and renewal are inherent.
Music and dance were a foundational influence in Ramírez's childhood, with records by Willie Colón, Rubén Blades, and Mercedes Sosa resonating in her home. In this environment steeped in Caribbean rhythms, her fascination with salsa emerged, leading her to delve into the history of the genre and the social dynamics that shaped the Caribbean cultural landscape.
In this historical context, the popular cultures of the plantations transformed servitude into collective self-defense. What seemed like an existential drama born from oppression became an explosion of creativity, channeling resistance through cultural expressions that revitalized both body and soul.
The exhibition features a series of works stemming from research initiated in 2017 on the sugar cane process and its introduction into the Americas. The paintings capture the interaction between plants and flowers of South American and Central American origin and dynamic lines that recall dance steps from Caribbean dances.
Formally, Ramirez’s work conjures how music has functioned as a tool for historical appropriation by re-signifying violence and oppression linked to the sugar cane industry. Her work is an exercise in memory and reflection, where nature and history intertwine in a constant dialogue. The paintings possess a material complexity that reflects the tension between the ephemeral and the permanent, prompting us to question the boundaries between the natural and the constructed. In Safara, the artist invites viewers to contemplate the relationship between music and landscape, suggesting that both are witnesses and leading characters in a shared history.
On another register, the exhibition closes a cycle in the artist's research process, just like the zafra is the final step of the harvesting process. However, it also leaves room for new explorations, like soil prepared for new seeds to be planted in tune with the constant rhythm of the music that has guided her work.
Nico Barraza