Fotografias ©Alfredo Mora
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ANA BIDART
CADA COSA, CASI TODO
Una cueva, una casa, un guión
Los dibujos más antiguos que conocemos fueron encontrados en el interior de una cueva o cerca de algún tipo de refugio. Mucho antes de convertirse en paredes, las superficies de los espacios que habitamos fueron el soporte más inmediato sobre el cual construir nuestra propia narrativa.
Salas de lectura
Si entráramos de pronto en una habitación completamente desconocida, después de algunos minutos y prestando suficiente atención, probablemente podríamos empezar a adivinar fragmentos de las historias que guardan sus muros.
Una mancha en el interruptor de la luz, el desgaste de en los escalones de una escalera, la marca de un mueble que ya no está. Es en estos pequeños rastros que el paso del tiempo se condensa y crea un particular paisaje cotidiano.
Reconocer estas marcas en los objetos y las paredes se parece un poco a leer. En lugar de letras, este alfabeto ha sido meticulosamente trazado por gestos domésticos mínimos a lo largo del tiempo.
Preparar el desayuno, cepillarse los dientes y otras coreografías.
La historia revelada
Algunas historias se escriben, otras se cuentan. Otras, en cambio, se revelan a través de todo lo no dicho. Sutiles, casi imperceptibles, estas historias emergen de las superficies en la forma de un dibujo trazado en el limite entre la presencia y la ausencia. Existen suspendidas en el tiempo y el espacio, de un modo casi espectral.
Sin personaje principal
‘Cuerpo de baile’ es la expresión que se utiliza para referirse al grupo de bailarines que no son principales. Funcionan como telón de fondo para el bailarín principal. Los actores de reparto, como su nombre en inglés indica, supporting actors, son el soporte del protagonista. El cantante que lidera una banda se destaca naturalmente del resto de los integrantes. En una pintura, esto sería mas o menos como la relación entre figura y fondo.
Explorar nuevas maneras de desaprender estas estructuras narrativas impuestas es una de las cosas que me motivan al dibujar y pintar. Hay algo en el ‘fondo’ de las cosas que me atrae.
Me gusta pensar que dentro y afuera del lienzo, borrar este tipo de jerarquías nos integra más con el fondo. Lejos de sacarnos de la escena, este gesto podría conectarnos con el cuadro completo en el que vivimos.
Ana Bidart (Montevideo, Uruguay, 1985) ha participado de las residencias KIOSKO, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia; Escuela Flora/FLORA ars+natura, Bogotá, Colombia; Casa Wabi, Oaxaca, México; Fundación Gruber Jez, Cholul, México y CASA/Residente, Rosario, Argentina. Ha expuesto su trabajo en ESPAC, Sala de Arte Público Siqueiros, Bikini Wax, Héctor Escandón, Proyecto Paralelo, Salón Acme, Ciudad de México; La Tallera, Cuernavaca, Morelos; Josée Bienvenu Gallery, Rawson Projects, Nueva York; Galerie Perrotin, París; L&M Arts, Los Ángeles; La Casita, Bogotá; Goethe Institut y Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, entre otros. A través de su práctica artística ha colaborado con los proyectos educativos de distintas instituciones de México, como el MUAC, Museo Universitario de Arte Contemporáneo, Museo Tamayo, Museo de Arte Carrillo Gil y Sala de Arte Público Siqueiros, entre otras. Fue becaria del programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2018-2019. Es autora de Un golpe de suerte (2023), un libro de dibujos para niños publicado en México por Piedra Ediciones. Vive y trabaja en Mérida, Yucatán. Esta es su segunda exposición individual en Proyecto Paralelo.
ANA BIDART
CADA COSA, CASI TODO
A cave, a house, a script
The oldest drawings we know were found inside a cave or near some kind of shelter. Long before becoming walls, the surfaces of the spaces we inhabit were the most immediate support on which we build our own narrative.
Reading rooms
If we were to suddenly enter a completely unknown room, after a few minutes and with the necessary attention, we probably could begin to guess fragments of the stories behind its walls.
A stain on the light switch, the wear on the steps of a staircase, the mark of a piece of furniture that is no longer there. It is in these small traces that the passage of time condenses and creates a particular everyday landscape.
Recognising these marks on objects and walls feels a bit like reading.
Instead of letters, this alphabet was meticulously traced by domestic, minimal gestures over time.
Making breakfast, brushing teeth and other choreographies.
The revealed story
Some stories are written, other stories are told. Others, however, manage to reveal themselves by the unsaid. Subtle, almost imperceptible, these stories emerge from any surface in the form of a drawing, which is drawn on the limit between presence and absence. They exist suspended in time and space, in an almost spectral manner.
No main character
‘Corps de ballet’ is the expression for the group of dancers who are not principal dancers. They work as a backdrop for the main dancer. Supporting actors, as the word points, ‘support’ the main character. Lead singer, stands out from the rest of the band. In a picture, this would be more or less like the figure-ground relationship.
Exploring new ways to unlearn these imposed narrative structures motivates me when drawing and painting. Something about the ‘backgrounds’ of things piques my interest.
I like to think that inside and outside the canvas, blurring these kinds of hierarchies would merges us more with the background. Far from removing us from the scene, this gesture may connect us with the whole picture we live in