Nico Munuera PRAECISIO
“Si las puertas de la percepción se purificasen cada cosa aparecería al hombre como es, infinita.”
William Blake
Praecisio
[ Del lat. praecisio, -ônis 'corte', 'concisión'. Abstracción o separación mental que hace el entendimiento de dos cosas realmente identificadas, en virtud de la cual se concibe la una como distinta de la otra.]
La propuesta tiene como punto de partida la idea de límite físico y como la concepción de este influye en nuestra capacidad de percepción.
Por una parte abordaré los espacios que quedan demarcados plásticamente con claridad en el proceso de la pintura. Por otro lado y absolutamente imbricado en el proceso anterior, mediante una cartografía de la pintura, plantearé una extrapolación del acto de observar relacionado con los sistemas de representación del territorio. Espacios delimitados con precisión en un mapa con una simple línea pero que sobre el territorio son ambiguos. Lugares físicos donde el final de un estado se entremezcla con el origen del siguiente.
¿Dónde podemos ser conscientes con certeza del final de la ciudad? ¿En qué punto exacto podemos percibir el inicio de la no ciudad al atravesarla caminando?
Para poder concretar esa separacién a lo largo de la historia nos hemos valido de los accidentes geográficos naturales como medios fronterizos diferenciadores. Una cadena montañosa, un desierto o un río han servido como referencias para la frontera de los territorios. Estas delimitaciones más o menos orientativas pero de fuerte presencia física han estado siempre en conflicto con la precisión lineal que trasmite el plano. Una precisión difícil de encontrar o trasladar al terreno en muchos de los casos.
En los mapas la exactitud de esa representación es absolutamente concreta ya que se basa en un dibujo realizado con medios gráficos y plásticos. Esta representación atiende a la completa precisión y nitidez que caracteriza a una línea de lápiz o a los contornos de una mancha de pintura.
En la ciudad, debido a que la urbanización y disposición de los elementos que la componen están diseñados gráficamente y atendiendo a relaciones geométricas en la mayoría de los casos, es más sencillo delimitar en el espacio físico las líneas de linde. La disposición de las calles corresponde a una extrapolación de los segmentos creados en el plano por el arquitecto. La calle, se convierte así, en una representación que al mismo tiempo es una franja que sirve de señalización diferenciadora entre un lugar y otro.
¿Pero qué ocurre cuando llegamos a los límites de lo urbanizado? Nos encontramos de nuevo en el terreno de lo no geometrizado por la mano del hombre. Nos enfrentamos ante el intento del hombre de delimitar el entorno llamado no ciudad según nuestras convenciones territoriales. Esta es una cuestión generadora en muchas ocasiones de conflictos que en la mayoría de los casos, solamente somos capaces de solucionar con la utilización de la línea sobre el propio territorio. Esa línea suele ser una valla o muro. Esta línea, creada físicamente, es el nexo de unión y separación entre un territorio y otro. Es un punto de referencia que nos permite percibir las similitudes y diferencias entre un espacio y otro, la mayoría de las veces completamente homogéneo.
En este caso y partiendo de la idea de representación que presuponen los mapas se crea una curiosa dicotomía. El mapa como reflejo posible de la realidad divisoria que hemos convenido torna a ser el objeto representado en el territorio. A partir del plano volvemos al territorio y dibujamos en el suelo mediante una línea de piedras, esa valla o aquel muro lo grafiado en el plano. En este curioso proceder el modelo y lo representado comienzan a entremezclarse sin tener muy claro cuál es la identidad de cada uno. De hecho, actualmente y provocado por los avances tecnológicos en los sistemas de medición, el grado de creencia como verdad del plano es mayor que el del territorio que representa.
Partiendo de este cuestionamiento y la idea de que los límites de la ciudad son siempre perceptibles de manera clara en el plano pero no en el terreno, establezco ciertas relaciones con la pintura. Esos intereses se centran principalmente, en el límite físico como elemento generador de puntos de atención continuo. A partir de la línea, sea esta creada de manera directa con un lápiz, venga de una superposición, sea provocada por un preciso corte o esté generada de manera natural por el comportamiento acuoso de la pintura diluida, los límites que crea agudizan las capacidades de percepción ante la aparente uniformidad.
La línea de costa es sin duda el elemento fronterizo más clarificador en los confines del territorio. Permite ver y percibir algo tan claro como es un cambio de elemento. Es el paso de la tierra al agua. Es algo tan certero, que se puede pasear sobre la arena seca-mojada de la playa, con la percepción constante de saber dónde comienzan y terminan un estado y otro. Incluso en la representación en las cartas marítimas, el hecho de no ser una imagen completamente llena, dibujada o fotografiada de tierra o mar, sino una imagen siempre en la que se puede apreciar claramente una división de grafía en la representación, ayuda a un entendimiento e interpretación más rápido de lo que estamos viendo.
Al mismo tiempo, esta precisión es momentánea ya que continuamente el mar en su incesante movimiento va modificando el límite del territorio. Podríamos decir que modifica el mapa continuamente. El mar dibuja con absoluta precisión gráfica en la arena su propio mapa de representación y al mismo tiempo lo corrige en cada instante. La costa se representa a sí misma y delimita la frontera de la ciudad de manera gráfica y física con absoluta exactitud temporal.
Partiendo de estos planteamientos la exposición está centrada en varios aspectos interrelacionados entre sí: el lenguaje plástico, que se extiende en el proceso y genera conceptos intrínsecos a su propio desarrollo, como son la idea de verdad o conocimiento no medibles por la ciencia; la idea de límite físico, elemento que ayuda a potenciar nuestra capacidad de percepción y la acción de comparar y relacionar como medio de aprendizaje perceptivo.
La posibilidad de crear mediante la pintura una cartografía de sí misma y del territorio.
Nico Munuera, enero de 2017